martes, 21 de septiembre de 2010

Fallas de Inteligencia



26/5/ 2009

Lo mismo de siempre. Sólo que hoy, es algo distinto a como es siempre. Comentaré el porque.
Hoy me levanté pasado el mediodía, como el resto de los días de la semana. No, estoy confundido, hoy es un día idéntico a los otros, salvo porque mas o menos a las siete de la tarde me masturbé, y no lo había hecho en toda la semana. Estaba muy excitado, aunque creí que iba a disfrutar más, pero me equivoqué. Mas tarde cociné dos presas de pollo y unas papas fritas, generé un escándalo terrible cerca de las once de la noche en la cocina. El pollo a la plancha parece estar friéndose, contrariamente a como debería suceder las papas se cocinaron como si estuviesen asándose en la parrilla.
Ahora que me acuerdo de lo que me pidió caro, o lo que le pedí que me pidiera, me río. No escribí ni una puta hoja, es que me late a que nunca voy a poder terminar nada en la vida, es decir no creo tener fuerzas ni entusiasmo suficiente para lograr concluir una novela o algún buen cuento, me convenzo de esto aún mas cuando pienso en las caras de mis conocidos al saberme aún detrás de algún pequeño éxito literario, absurdo, ni ellos nunca lo creyeron, ni yo nunca lo ansié, entonces ¿porque pienso en esto? no se, como tampoco se porque pienso en mis conocidos, lo único que se con seguridad ahora es que la masturbación no hace bien, incluso me siento en condición de afirmar que es la práctica mas dañina que nosotros como humanos podemos realizar.
¿Cuando escribir?.

Sabes Grenouille... si hay un Dios se te parece.

Atentos Jean Bauptiste Grenouille saluda en la plaza del pueblo, donde iba a ser decapitado, acusado de una decena de crímenes. Atentos, la adulación de los miles que fueron a verlo morir se hace cada vez mas intensa; ahora él arroja un pañuelo con el resultado de todas las muertes. La seda danza en el aire por el viento y alcanza a todos los presentes, Jean Bauptiste logra enamorarlos, los magnetiza con su fragancia mientras escucha el murmullo del cielo y contempla el acto divino hablando por lo bajo consigo mismo.
Ahora se sumerge en un tortuoso recuerdo, piensa en esa mujer que sometió a la muerte para mejorar el olor de su genio. Atento, ahora los ve, ya no es el genio obseso, ahora a descendido de las alturas, se postra en el escenario central y la imagen le arranca lagrimas. Junta los párpados y eleva las manos, el filo de una espada le señala el pecho, su portador cae de rodillas y lo rodea con los brazos. Ahora todos absolutamente fueron con la piel desnuda de vuelta a sus hogares.
Atentos, Jean Baptiste Grenouille conciente de merecer castigo decide morir, elige derramar sobre su cuerpo todo el contenido del pequeño envase. Todos quienes lo alcanzaron lo hicieron fuertemente hasta hacerse de una parte del asesino muerto, atentos, la ultima gota y el frasco han quedado olvidados, ahora, ya tarde, la gota cae de nuevo en tierra segura de su triunfo, feliz de su olvido.


El rostro de mi enemigo.


Es oscuro, opaco. Vive odiándome por ser distinto y tener el coraje de estar sólo, la vida suya me han dicho no vale nada en comparación con la mía. Su vida está destinada a destrozar mi vida y eso, lógicamente lo somete a planes riesgosos, al borde del abismo.
El puto rostro de mi enemigo, es ambiguo. Casi no se distingue del mío. Dicen que descansara en paz recién el día en que yo muera o que mi tristeza sea profunda e irrecuperable, pero a nada temo, antes era yo uno y ahora soy otro:
El escritor de los cielos, el perdón. Lo mal que escribes. Lo bueno del mundo, el infierno sedado, la cama desecha, la tristeza de un rostro que quieres. El ojo permanente de amenaza en los otros. La paranoia, esquiva y misteriosa. Un nuevo destino, el ámbito de la sociedad secreta. La determinación, el camino nuevo. La mentira de querer ser quien no eres. El profundo respeto por la gente querida. Otra vez la mentira. Tu alma de aventura, mi alma de aventura. Lo trillado, la falta aguda de ingenio. El querer hacer lo que no te sale. La mentira, el miedo, el anonimato, la cara, careta, la inicial de tu nombre, el polvo brillante, la lucidez de la muerte. Un golpe en la mesa. mil millones de palabras, mil millones de escritores, varios miles de historias bien hechas, el sonido a muerte, y el infierno de la lectura.