viernes, 6 de septiembre de 2013

La banda de titolino










Fiaca es un documento antiguo. Pero fiaca, es la palabra que pretendo utilizar para hacerme el pillo. Recuerden ustedes queridos amigos, que todo lo que hacemos no tiene originalidad.
La fiaca es cosa de sabios.
Me crié en una ciudad que aborrezco. Si yo estuviese al frente de una clase y ocupase veinte minutos de ella en proyectar diapositivas que refieran a los factores que me originan aversión por mi ciudad natal, casi toda la clase estaría de acuerdo conmigo. Lógicamente, entre todos mis alumnos habrá quienes no coincidan con mi exposición y de ser cierto esto de tener una clase a cargo, esas personas en desacuerdo, reprobarían la materia, y el diálogo quizá se de en la siguiente forma:
El buen sabor de un pedazo de queso.

- Profesor, que tal, podemos hablar un segundo- Quienes me inoportunan, son un grupo de cinco muchachos con semblantes molestos, dos de ellos con el ceño tan fruncido que la represión de mi risa la llevo a cabo mostrando mi lado mas severo, el de negro matón capaz de lanzar un cabezazo o un preciso jab a la nariz.
-Si adelante ¿que pasó?
-Mire, no estamos conformes con nuestras calificaciones y, hemos, porque hablo por todos quienes estamos acá, hecho demasiado esfuerzo durante el año para poder lograr buenas calificaciones.
-Perooo- me extendí en el final de esa palabra, haciendo la o bien sonante, que pretendía ser una expresión de pura sorpresa por aquello que me acababa de decir el representante de el grupo de inconformes- miren, sinceramente no entiendo el porque de este disconformismo grupal, cada uno de ustedes, imagino, tendrá bien claro el porque de la desaprobación.
- Profesor, mire, le tenemos mucha estima a usted, y si vinimos todos juntos es porque preferimos esto a ir a la rectoría con el chisme, y todos nosotros apelamos a su buen juicio.
- Disculpe, pero no entiendo.
- Bueno, entonces voy a ser mas claro, resulta que nosotros cinco fuimos quienes nos opusimos a coincidir con la exposición que usted hizo sobre su ciudad natal, y estamos seguros que usted no ignoró eso a la hora de calificarnos.
- A que bien, pero estoy seguro que algunos de ustedes cinco fueron inducidos por usted a pensar de esta forma – dije señalando al vocero- o por cualquier otro – dije otra vez, repasando a los cuatro restantes con mi dedo índice
- Eso no interesa, lo que pretendemos es que nos modifique la nota, porque estamos dispuestos a llevar el reclamo más lejos.
- ¿Usted me está amenazando?
- No no es a....
- Shh -le exigí callarse- no me desagrada la gente con coraje, pero entiéndame, este es mi trabajo, mi trabajo de profesor, a eso me refiero. Profesor, señor corajudo amenazador, es quien califica el desempeño intelectual de los alumnos en la clase- hice un silencio, luego le estudié el rostro a aquel muchacho, luego le miré directo a los ojos y por verlo resuelto a concluir su amenaza, le di un bife con mano abierta delante de los otros cuatro, que quedaron impávidos mirando la recuperación de aquél rostro golpeado, yo proseguí- aa , bueno soy profesor hasta las 13 15, después soy un hombre corriente, eso significa que tengo, como todo hombre corriente, derecho de demostrar mi disconformidad.

El resto fue terrible, el cabecilla de aquel grupo se restableció, olvidó el respeto que tenía por mí que había manifestado al comienzo de la charla y me golpeó haciéndome caer al piso casi inconsciente o con la suficiente conciencia como para recordar la pateadura de los otros cuatro. La golpiza fue terrible, el director optó por despedirme, mi internación duró cuatro semanas. Con el tiempo, alguien me refirió lo sucedido: aquél que lanzó el primer golpe, también se encargó posteriormente de alterar los acontecimientos diciendo que hablé del resto como una cantidad de inescrupulosos capaz de coincidir con mis opiniones con tal de lograr un resultado positivo que le privilegie las conversaciones con sus semejantes. Nunca lo dije, pero siempre lo pensé. Aquél que me refirió el resto de la historia, no me refirió si estaba o no de acuerdo con aquel nuevo grupo conformado, sólo se paro junto a mi cama en aquella clínica de balvanera, y me habló por espacio de veinte minutos, luego se dio la vuelta y se fue. Yo me sentí vencido, pero en condiciones justas. Aquél que se encargó de derribarme pudo avizorar y aprovechar la oportunidad que había creado al momento de optar por un impulso que es propio de quienes conducirán en el futuro.
Hoy, ya jubilado, vivo muy lejos de aquélla ciudad donde dictaba clases, y mucho mas lejos de aquella donde me crié y aborrezco. Conciente de haber vencido unas cuantas veces, tengo que decir que la representación acabó, ahora soy yo de nuevo amigos, así que atended:
Todo esto desde el principio, no es más que una diagramación teatral de las disputas políticas, NO CREA ABSOLUTAMENTE NADA
Tome esta representación como un suceso próximo, con este gobierno de inconducentes progresistas sin autocrítica (a veces creo que estos muchachos son ideológicamente perfecto, - estos quienes juancito?, - estos hermosa, la patología del peronismo a la que me refiero - aaa, el hijo bobo del peronismo- que se acordaron tarde que el furia era un patriota que murió, por no saber usar el poder, por no saber delegar , por quererlo todo, por pretender abrazar a los empresarios para acobardarlos, etc etc.
Aaa, te enseño una paradoja, pero no olvidéis a los chicos ricos de la camporita, si esos muchachos provenientes del planeta de los simios, los gorilas con la remera de la igualdad, los que creen que el General estaba equivocado, con ese toque putarraco y artificial, que sólo usan para hablar de banalidades o de cómo veranearon en punta del oste, dios bendiga esta patria enferma, dios esquize por favor la lucidez, de otra forma sería mas duro. Bueno, creo haber terminado, son las 00: 50 y mastico unas hamburguesas finas como los king kones, ojo muchachos, ojos con los don kikones, que ustedes creen que el gorila jode manejando gorilas, y no, el gorila jode manejando al pobre. Crean, creen, yo les voy a decir esto que le dije el otro día a un amigo que al cruzarme me dijo: Negro, cada vez me gusta mas leer lo que escribís. No me agradezca a mí, conteste yo, sino al bueno de lynch que me enseño a meditar.

Saludos cordiales, espero nos veamos en esa cantina.

El negro.

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