
Arriba, un borracho Silvio Astier
Acá abajo, un pequeño lamento:
Como se me va a pasar por alto el gran Roberto¡¡¡. El medio alemán, de Villa Luro, el que no sabia de comas ni puntos, pero que tuvo una condición única, para contar el desarrollo de un adolescente porteño, y la vacuidad del pecho de un porteño en crecimiento. Que sirve para que los eruditos egresados en comunicación, evalúen con destreza adquirida en manuales todas sus obras.
Nunca necesitó manuales, ni resúmenes, dicen que en el Diario el mundo preguntaba a su compañero de sección, si tal palabra se escribía así o asa. Un perfecto genio, que le dio (como preferirían los eruditos) una nalgada en la cola a los catedráticos, esos mismos que hoy instruyen alumnos de comunicación y letras, esos mismos tipos lo dejaron al margen en un intento que Arlt hizo por ingresar a la facultad. Y a mí, que escribí un libro chiquito en todos los sentidos, y quizás muy, se me pasa por alto cuando me hacen una nota en un diario de pueblo, el decir que me instruí en la narrativa leyendo el Juguete Rabioso, Los Siete Locos, Las Aguafuertes Porteñas. A mì, que soy un mal iniciado se me escapa reafirmar el nombre de quien fue todo lo contrario al Borges aristócrata que reafirmo en esta nota que está encima de estas palabras que no son mas que un lamento por haber dejado escapar un nombre al que no le hace falta distinción de nadie menos mía, pero la nobleza obliga a decir: ¡Que gran conocedor del pueblo que te rodeaba fuiste Roberto Arlt!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario